LA
ESCUELA QUITEÑA
La escuela Quiteña tiene su
origen en la escuela de Artes y Oficios, fundada en 1551 por los sacerdotes
franciscanos Fray Jodoco Ricke y Fray Pedro Gocial, que luego se transformaría
en el colegio San Andrés el cual funciona hasta la actualidad.
La pintura Quiteña se caracterizó
por el uso de una paleta de colores ocre y colores fríos más cercana a la
europea, utiliza grandes espacios abiertos y trabaja la figura humana en
perspectiva lineal. Las máximas figuras de la pintura Quiteña fueron el Pintor
Miguel de Santiago (1626-1706), Nicolás Javier de Goribar en el siglo XVII y
Bernardo Rodríguez con Manuel Samaniego en el siglo XVIII.
Tras la ratificación del Concilio
de Trento que aprueba el destino y el uso de las imágenes religiosas con el fin
de promover la fe católica, Quito se convierte en el principal centro de
producción de imaginería hispana en conjunto con México. Los temas principales
que representó fueron el nacimiento de Cristo, las figuras de Jesús y las
distintas advocaciones de María. En Quito cabe destacar la figura de Bernardo
de Legarda y Manuel Chili, llamado caspicara
Tiene su origen en la primera
Escuela de Artes y Oficios "San Juan Evangelista", fundada en 1551 por los sacerdotes
franciscanos Fray Jodoco Ricke y Fray Pedro Gocial, que luego se transformaría
en el Colegio San Andrés el cual funciona hasta la actualidad en el Convento de
San Francisco en Quito.
Durante la segunda mitad del
siglo XVI, luego de la llegada de los franciscanos a tierras quiteñas y una vez
instaurada la primera escuela de artes en Quito, se difundió la enseñanza
artística bajo la influencia renacentista del "humanismo" que surgió
con mucha fuerza en la Europa Occidental.
Fue el influjo flamenco e italiano en particular el que impuso las
primeras bases del conocimiento de las artes y en el que se desenvolvió el
origen de las primeras expresiones del sincretismo artístico en la ciudad de
Quito.
Es en el siglo XVII en el que se desarrolla con importante destreza la pintura y escultura del Quito Colonial para posteriormente alcanzar la cumbre en su máximo esplendor en el siglo XVIII. La tendencia del "barroco" copó casi toda la imaginería expresada en los altares de las iglesias quiteñas así como en las propuestas pictóricas.Tras la ratificación del Concilio de Trento que aprueba el destino y el uso de las imágenes religiosas con el fin de promover la fe católica, Quito se convierte en el principal centro de producción de imaginería hispana en conjunto con México. Los temas principales que representó fueron el "Nacimiento del Niño Dios" , "Los Pasos Procesionales"; "El Cristo"; "Santos" y distintas advocaciones de la "Virgen María".
El desarrollo artistico cultural de Quito fue de la mano con el decaimiento de la tendencia del "manierismo", resaltando formas "originales" como resultado del sincretismo europeo - indígena. Así se puede destacar como por ejemplo personajes de "raza latina o indígena" en ciertos cuadros; ángeles o querubines de "raza africana" en otros; implantación de conceptos politeístas ancestrales en la expresión artística como soles, culebras, animales; así como el aparecimiento de elementos cotidianos en la cultura local como frutos, vegetales, flora y ciertos animales propios de la región, tales como el maíz, o el cuy. La obra colonial quiteña encierra la idiosincrasia propia de la época así como el gran amor y devoción a la Madre de Dios, al Cristo y otros santos. Inserta además otros elementos que demuestran la originalidad de los artistas de la "Escuela Quiteña", tales como: "potencias" en Cristos; "auriolas" en vírgenes y santos; etc. La pintura Quiteña se caracterizó por el uso de una paleta de colores ocre y colores fríos más cercana a la europea, utiliza grandes espacios abiertos y trabaja la figura humana en perspectiva lineal. La escultura por su parte adquirió un desarrollo bastante avanzado y reconocido, figuras con expresión casi perfectas cuyos movimientos en las formas contrastan "esquisítamente" con las técnicas del encarnado, estofado, esgrafiado. Policromías muy bien logradas y terminados de muy alta calidad permitieron que la producción artística colonial de Quito, conocida como "La Escuela Quiteña", sean valoradas a nivel mundial obteniendo hasta la actualidad el reconocimiento universal.
El desarrollo artistico cultural de Quito fue de la mano con el decaimiento de la tendencia del "manierismo", resaltando formas "originales" como resultado del sincretismo europeo - indígena. Así se puede destacar como por ejemplo personajes de "raza latina o indígena" en ciertos cuadros; ángeles o querubines de "raza africana" en otros; implantación de conceptos politeístas ancestrales en la expresión artística como soles, culebras, animales; así como el aparecimiento de elementos cotidianos en la cultura local como frutos, vegetales, flora y ciertos animales propios de la región, tales como el maíz, o el cuy. La obra colonial quiteña encierra la idiosincrasia propia de la época así como el gran amor y devoción a la Madre de Dios, al Cristo y otros santos. Inserta además otros elementos que demuestran la originalidad de los artistas de la "Escuela Quiteña", tales como: "potencias" en Cristos; "auriolas" en vírgenes y santos; etc. La pintura Quiteña se caracterizó por el uso de una paleta de colores ocre y colores fríos más cercana a la europea, utiliza grandes espacios abiertos y trabaja la figura humana en perspectiva lineal. La escultura por su parte adquirió un desarrollo bastante avanzado y reconocido, figuras con expresión casi perfectas cuyos movimientos en las formas contrastan "esquisítamente" con las técnicas del encarnado, estofado, esgrafiado. Policromías muy bien logradas y terminados de muy alta calidad permitieron que la producción artística colonial de Quito, conocida como "La Escuela Quiteña", sean valoradas a nivel mundial obteniendo hasta la actualidad el reconocimiento universal.
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