VIDA DEL FILOSOFO ECUATORIANO EUGENIO DE SANTA CRUZ Y ESPEJO
BIBLIOGRAFIA
Eugenio de Santa Cruz y Espejo nació 21 de febrero de 1747, en Quito, Ecuador y murio el 27 de diciembre de 1975, después de estar encarcelado en Quito. Fue un prominente investigador científico, medioco, escritor, abogado, pensador, pensador, quiteño ideólogo político y considerado en Ecuador como prócer de la independencia.
Fue hijo de un indígena quechua, Luis Chuzig que significa lechuza, el era procedente de Cajamarca de una familia de picapedreros, quien se instaló en Quito como asistente del sacerdote y médico José del Rosario. Su madre fue Catalina Aldás, quien era una mulata nacida en Quito. Al contrario de lo que se piensa Luis Chuzig, no solo fue un simple picapedrero o asistente de José del Rosario, fue además y por sus propios medios un indio culto, que aprendió a leer gracias a la ayuda de Don Luis Benitez de la Torre, Cura y Vicario de Cajamarca, quien a escondidas, instruyó a Luis "Chuzig", ya que en esa época era prohibido, que los indios sepan leer, y este en agradecimiento utilizó el apellido "Benítez", mismo apellido con el que contrajo matrimonio con Catalina Aldás.
El origen de apellido "Santa Cruz y Espejo" no está aun esclarecido, pero se cree, que fue impuesto por algún español, ya que en esa época, todos los indios evangelizados, se les asignó nombres y apellidos cristianos.
Fue detenido bajo el cargo de ser autor de El retrato de Golilla, un manuscrito "sangriento" y "sedicioso", Espejo fue encarcelado por primera vez en 1787. Pero los cargos resultaron carentes de pruebas y poco tiempo después quedó libre. A partir de aquí, el viaje que por intimación de sus enemigos realizó a Bogotá logró, al contrario de lo que se pretendía, ampliar su audiencia y favorecer nuevos proyectos. Allí hizo amistad con Antonio Nariño y Francisco Antonio Zea, jóvenes intelectuales colombianos, y trabó contacto, así mismo, con Juan Pío Montúfar. Bajo el amparo de este último, Espejo proyectó la conformación de una Sociedad Patriótica cuyo fin sería promover el mejoramiento de Quito.
Así pasaron varios meses, un año, sin libros ni papeles, defendido por el Dr. Juan de Dios Morales. De vez en cuando se le abrían las puertas a que saliera a atender a algún enfermo distinguido que requería sus servicios, pero era tan malsano el ambiente que enfermó de gravedad, posiblemente de Amebiasis, se puso tan grave que el 20 de diciembre le dejaron salir a la casa en el Mesón donde vivía con su hermana, el 26 otorgó testamento ante el Escribano Mariano Mestanza y falleció el día 27 de solamente 48 años de edad, siendo enterrado al día siguiente en la ermita de San José de la recolección mercedaria del Tejar. Solo acompañaron el sepelio su hermana Manuela, su discípulo el joven José Mejía Lequerica y el Padre La Graña.
Espejo fue un adelantado en todos los órdenes del espíritu. El primero en utilizar métodos auténticamente científicos en su trabajo como médico, en propender sociedades para el adelanto del país, en crear el primer periódico. "Vivió tiempos de transición y angustias, quiso integrarse a la sociedad caduca de su tiempo y como no lo logró por ridículos e injustos prejuicios de nobleza, se volvió un arribista frustrado y luego un rebelde ejemplar, que pretendió bajo el ejemplo del Inca Tupac Amaru, arrebatar el poder a los peninsulares. Hombres cultísimo pues además de haberse graduado de médico y abogado, aprendió raíces griegas, leía en francés y latín.
ESTUDIOS REALIZADOS
Espejo durante su infancia y adolescencia se crió en el ambiente del Hospital de la Misericordia de Quito.
- Para 1762 el mestizo quiteño se graduó de bachiller y maestro de filosofía en el Colegio Jesuita de San Gregorio.
- En 1767 se recibió como doctor en medicina en la Universidad de Santo Tomás, y en 1770 obtuvo un título en derecho civil y canónico.
Este último período de estudios fue decisivo; en él se añejó lo mejor de su espíritu sarcástico, vibrante y virulento. La formación de Espejo transcurrió entre la influencia del "probabilismo" jesuítico, de los libros hipocráticos y del jansenismo. Fue lector asiduo de Las provinciales, de Blaise Pascal; del Teatro crítico universal, de fray Benito Jerónimo de Feijóo; de La lógica moderna y los libros hipocráticos de Andrés Piquer, y del Método de estudiar del célebre Luís António Verney, más conocido como "el Barbadiño".
Política y actividades literarias
Fue nombrado primer director de la biblioteca pública, compuesta por más de 40.000 volúmenes procedentes de los fondos de la Compañia de Jesus, recientemente expulsados. También publicó importantes trabajos de medicina, como las Reflexiones acerca de la viruela (1785), el cual se convertiría en el primer texto científico que refería la existencia de microorganismos (inclusive antes que Louis Pasteur) y que definiría como política de salud conceptos básicos en la actualidad como la asepsia y antisepsia de lugares y personas. Más adelante colaboró en la creación de la Sociedad Patriotica Amigos del Pais de Quito a semblanza de las otras que comenzaban a surgir en España y en las colonias y, sobre todo, editó el primer diario de la ciudad: Primicias de la Cultura de Quito (1972).
Obras de Eugenio Espejo
La variada y extensa obra de Espejo cubre escritos de tipo científico, literario y político. En 1779, con la intención de fomentar la lectura entre sus contemporáneos, escribió con el seudónimo de don Javier de Cía, Apéstigui y Perochena la obra El nuevo Luciano de Quito o despertador de los ingenios quiteños. El libro consta de nueve diálogos, a través de los cuales se hace un mordaz enjuiciamiento del estado cultural de Quito, examinando los métodos de enseñanza y censurando la limitación del pensamiento; según Menéndez y Pelayo, es la obra crítica más antigua de América del Sur. Su difusión produjo gran revuelo y una andanada de ataques fue contra su autor, pero no faltaron los aplausos aun de elementos eclesiásticos.
Ese mismo año redactó el escrito denominado El retrato de la Golilla, auténtica sátira en contra del rey Carlos III y de su ministro colonial de las Indias, José Gálvez. Ante la insistencia del marqués de Selva Alegre, coterráneo suyo que se interesó en sus proyectos, redactó y publicó en Bogotá su famosoDiscurso sobre el establecimiento en Quito de una sociedad patriótica (1789). En 1785, el Cabildo de Quito, conocedor de la excelencia profesional de Espejo, le encargó la redacción de un método preventivo de la viruela. El resultado de este pedido lo demuestra su obra Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las viruelas, considerada como un aporte valioso a la literatura científica sobre las condiciones higiénicas y sanitarias de la América colonial.
Otra obra importante constituyó Marco Porcio Cantón o Memorias para la impugnación del nuevo Luciano de Quito (1780). Para 1792 escribió dos obras de carácter técnico. Memorias sobre el corte de quinasaludía a la necesidad de la conservación y buen uso del árbol de chinchona. La obra titulada Voto de un ministro togado de la Audiencia de Quito, en cambio, se dedica al análisis económico del país a finales del siglo XVIII.
A Espejo también se le atribuyen las Cartas Teológicas. La primera carta, escrita en 1780 en nombre del padre La Graña, trata sobre la historia de las indulgencias dentro de la Iglesia católica, y la segunda, de 1792, sobre la inmaculada concepción de María; en ellas el autor pone de manifiesto el dominio de temas referentes a la religión católica. Tras la fundación de la Sociedad Patriótica en Quito, en 1792, surgió la publicación del periódico quiteño "Primicias de la Cultura de Quito", dirigido por Espejo, medio por el cual se difundieron en la ciudad las ideas de libertad, el incentivo a la educación, la igualdad de derechos y los principios característicos de los pensadores del siglo XVIII.
Se ha sugerido que una obra de Espejo, Cartas riobambenses (1787), puede ser un antecedente de la novela en el Ecuador. El texto, construido a base de cartas que Manuela Monteverde envía a sus protectores y defensores, retrata a una mujer que se rebela ante las formas de la existencia provinciana; para llevar adelante su cometido de "liberación" debe pensar en el matrimonio y buscar un hombre al que pueda manejar a su antojo, a fin de que la saque del hastío y la lleve a la capital. Cuando cree haber hallado al candidato ideal, Manuela (conocida como "la Madamita" por su afición a lo francés y a lo europeo) traba relación con un hombre llamado Vargas, lleno de buenos modales y vestido a la última moda francesa. El relato es también una defensa de los valores femeninos en una sociedad que hostiga y desconoce los derechos y las libertades de la mujer.
Importancia de su obra
Como hemos podido evidenciar a travez del estudio de la vida de este importante filosofo he podido deducir que Eugenio Espejo fue ciertamente un hombre de la Ilustración. Asimiló las ideas que los pensadores modernos echaban a circular desde Europa. Poseía una biblioteca apreciable. Se entusiasmaba con los nuevos libros. Y congregaba en su hogar pobre y solitario a los jóvenes de Quito, para explicar y comentar la doctrina de aquellos. Se lo consideraba un verdadero filósofo. Pero en su espíritu hallaban lugar no únicamente las ideas de su tiempo, sino también las de los clásicos. Estos ejercían sobre él mucho sugestión. Los citaba a cada paso. Y hasta prefirió la estructura de los diálogos a la manera de Luciano para exponer sus propias enseñanzas. Por eso se llamó a sí mismo "el nuevo Luciano de Quito", o "despertador de los ingenios", que es precisamente el título de la primera obra que escribió. El propósito que entonces alentó y que persistió a lo largo de su carrera, fue el de hacer una crítica sin contemporizaciones al estado intelectual de la Colonia.
El caso de Espejo es de los más únicos de nuestra América: por su ancestro, por su condición social, por sus estudios, por su labor de investigación científica, por su labor en el periodismo. Por su crítica de la educación pública y de las instituciones españolas. Por su docencia estética, por su nítida comprensión de la realidad americana, por su empeño revolucionario, mantenido con el sacrificio de la propia vida, y llevado hasta los países vecinos con ánimo ejemplar, Espejo fue "una de las figuras más descollantes de la Ilustración", y sus libros "la mejor exposición de la cultura colonial del siglo XVIII".
El pensamiento de Eugenio Espejo
La actividad intelectual de Eugenio Espejo se desarrolló en una versatilidad de facetas: aunque sobre todo se lo conoce como literato y médico, fue periodista, educador, reformador social y económico y pensador político. Hay quienes afirman que el conjunto de su obra y su pensamiento está dirigido por una frustración existencial: ser conocido como "bello espíritu". Repudiado por su extracción social, Espejo buscó el reconocimiento a través del ejercicio de las letras; pero éstas, comprendidas al igual que la medicina como una forma de servicio y de compromiso social, lo llevaron al combate por la reforma de la sociedad. Ser "bello espíritu" significó entonces un juego constante entre esconderse y mostrarse, entre usar el anonimato panfletario y firmar sus escritos.
En cuanto a sus ideas políticas, es común decir que Espejo fue el gran precursor de la Independencia del Ecuador; sin embargo, esta idea es controvertida. Por un lado están quienes afirman que vislumbró repúblicas autodeterminadas políticamente, defendió la igualdad ante la ley como base del gobierno, profesó un rabioso sentimiento antiespañol y trabó amistad con (o en otros casos tuvo influencia sobre) algunos de los mártires del primer grito libertario: Morales, Quiroga, Salinas, Juan Pío Montúfar.
Su pensamiento es una adaptación de ideas ilustradas en el entorno colonial de la Audiencia. Sus ideas promovían la igualdad de todos los ciudadanos y nacionalización de las propiedades eclesiásticas. En su ideario aparecía por primera vez la igualdad de los indigenas con los criollos y también por primera vez planteaba los derechos de la mujer.
En Ecuador se considera que fue el primero en afirmar la necesidad de una emancipación de España y en proclamar la individualidad del país y, en general, de toda America; y que sus ideas, si bien modificadas en algunos aspectos importantes, inspiraron a los revolucionarios del 10 de Agosto de 1809.
Eugenio Espejo es considerado como uno de los mayores agitadores de los planteamientos de la independencia y crítico de la Colonia. Los aportes dados por Espejo, en los distintos ámbitos contribuyeron al pensamiento social ecuatoriano, el pensamiento de Espejo promovío la igualdad de todos los ciudadanos y la nacionalización de las propiedades eclesiásticas.
En noviembre de 1791 forma “la Sociedad Patriótica de Amigos del País de Quito”, compuesta por 25 miembros que se reunían semanalmente para discutir los problemas agrícola, educativo, político, social y analizar el desarrollo de las ciencias físicas y naturales. Sintiendo la necesidad de difundir los planteamientos independentistas, editó en 1792 el primer periódico publicado en la ciudad denominado "Primicias de la Cultura de Quito", órgano de esa sociedad y del que salieron siete números hasta el 29 de marzo de ese año.
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