martes, 19 de abril de 2016

LOS PRECURSORES: EL PADRE JUAN DE VELASCO

EL PADRE JUAN DE VELASCO

Juan de Velasco o Juan de Velasco y Pérez Petroche, sacerdote jesuita nacido en Riobamba el 6 de enero de 1727. Falleció en Faenza, Italia, el 29 de junio de 1792. Hijo de Juan de Velasco y López de Moncayo, riobambeño, y de María Pérez Petroche.
Realizó sus estudios primarios en el colegio de los jesuitas de Riobamba. En 1743, ingresó al Seminario de San Luis de Quito, al año siguiente pasó al noviciado de la Compañía de Jesús de Latacunga, donde hizo sus votos religiosos el 23 de julio de 1746. Después del terremoto de 1747 que afectó gravemente a esa ciudad, se dirigió a Quito para estudiar filosofía en el Colegio Máximo y finalmente teología en la Universidad de San Gregorio donde obtuvo su doctorado, para luego ser ordenado sacerdote en 1753.
Inició su labor sacerdotal y docente en Cuenca, de allí pasó a Ibarra y luego a Popayán, que entonces también pertenecía a la Real Audiencia de Quito. Mientras cumplía con sus deberes religiosos dedicó grandes esfuerzos a la investigación y recolección de informaciones, datos, personajes, idiomas, leyendas, costumbres y tradiciones sobre el Reino de Quito. Entre las universidades donde impartió cátedra destaca la Universidad de San Marcos durante el Virreinato del Perú.

Biografía

Federico González Suárez, en su Historia general de la República del Ecuador, tomo séptimo, nos comenta de Velasco:
Volvamos ahora nuestra atención a los que pudiéramos llamar historiadores generales del tiempo de la colonia. Sólo un nombre, el del padre Juan de Velasco, merece los honores del recuerdo; y solamente una obra, la Historia del Reino de Quito, es acreedora al homenaje del análisis crítico. En la Antología de prosadores ecuatorianos, tal vez, como una curiosidad bibliográfica, o, acaso, por un exceso de indulgencia, se le ha dado cabida y se ha citado con elogio a Rodrigo de Ocampo; pero Rodrigo de Ocampo, no fue historiador, ni su Descripción del Reino de Quito tiene mérito literario alguno
El padre Juan de Velasco fue natural de la antigua ciudad de Riobamba, descendiente de una de las más nobles e importantes familias de aquel lugar y religioso de la Compañía de Jesús, cuyo instituto abrazó después de haber recibido el presbiterado como clérigo secular. Velasco enseñó un curso de Filosofía en Quito, y se hallaba ocupado en el colegio de Popayán cuando aconteció la expulsión de los jesuitas; deportado a Italia con sus demás colegas de religión, estableció su residencia en Faenza, y allí, en avanzada edad, acabó los días de su vida, entregado al estudio y a la composición de su obra predilecta sobre la historia de Quito.

El destierro

En medio de esas dificultades y con gran muestra de talento y fuerza de voluntad empredió su mayor obra titulada: "Historia del Reino de Quito en la América y crónica de la provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino". Veinte años de paciente labor de investigación, sistematización y consulta de sus innumerables notas, ocupó la estructuración y redacción de su monumental trabajo, cuyos dos primeros tomos los remitió, para su autorización y publicación a don Antonio Porlier del Consejo del rey de España, el 15 de marzo de 1789, y el tercero el 1º de agosto del mismo año.

Velasco, Maldonado y Espejo

Mapa Hipotético e interpretativo sobre el Reino de Quito que ideó Juan de Velasco, aunque su aseveración denomina asimismo la vertiente de lo geográfico con lo historicista, es decir provee del nombre como denominación oficial a partir de la conceptualización castellana de Reino Indiano .
Como destaca Juan Valdano, el padre Juan de Velasco, junto a Pedro Vicente Maldonado (1704-1748) y a Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747-1795), constituyen esa tríada de vigorosas individualidades del siglo XVIII, que con sabiduría y entereza proyectaron en el horizonte universal el nítido perfil del actual país de Ecuador. Los tres fueron los visionarios que estudiaron y comprendieron las raíces profundas de nuestra identidad.
  • Velasco: la Historia;
  • Maldonado: la Geografía;
  • Espejo, el Espíritu Libertario.
El padre Juan de Velasco fue categórico al expresar la razón por la que escribió la Historia del Reino de Quito. Conforme sus propias palabras, lo hizo no tanto para complacer a otros, cuanto por hacer ese corto obsequio a la nación, y a la Patria, ultrajada por algunas plumas rivales que pretenden obscurecer sus glorias.

El genio de Velasco

Debemos recordar que en el siglo XVIII, Quito (hoy en día, Ecuador) formaba parte del enorme dominio español bajo la figura administrativa, territorial y política de Real Audiencia, pero que por encima de esa formalidad, su alma nacional brillaba con absoluta autenticidad y diferenciándose nítidamente de sus vecinos. En medio de aquella coyuntura histórica y a pesar de la distancia que le separaba de su tierra natal, el genio del padre Velasco fue capaz de reconocer nuestra identidad y profundizar su estudio a través de las evidencias y los vestigios, para reconstruir los puntos fundamentales de nuestro trayecto histórico.
Es fundamental reconocer que esa aguda inteligencia del padre Juan de Velasco, se adelantó en dos siglos, a quienes ahora reconocen el trascendente valor de los mitos, para reconocer a través de ellos un aspecto básico de la conciencia colectiva de los pueblos, así como, el contendido de las grandes lecciones de sabiduría consignadas por los ancestros a las nuevas generaciones mediante el simbolismo.
La obra del padre Juan de Velasco no se limita a la crónica de los hechos inmediatos, ni las informaciones secuenciales sobre los acontecimientos. Atraviesa lo superficial y se adentra en la esencia vital a la que la reconoce como una identidad histórica que se desarrolla a través del tiempo en su propio espacio geográfico.
A partir de 1788, soportó lamentablemente el avance de la arterio esclerosis que, junto a la sordera común entre algunos miembros de su familia, le aisló del mundo y minó su vida.

Obras destacadas

Entre numerosas obras se cuentan:
  • Historia moderna del Reino de Quito y crónica de la provincia de la Compañía, 1789.
  • Relación histórica y apologética dedicada a Nuestra Señora de la Luz.
  • Tratado de Física.
  • Colección de poesías, hechas por un ocioso en la ciudad de Faenza.
  • Carta geográfica del Reino de Quito.
  • Vocabulario de la lengua peruana-quitense, llamada lengua del inga.
  • Tres cartas al padre Lorenzo Hervás y Panduro sobre lenguas de los indios.
  • Numerosos sonetos, décimas y octavas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario